lunes, 26 de julio de 2010

En la mediania


Hay en el trozo descubierto
la estacion a donde concurren
a cerrar los ojos
implorando a Dios
con plegarias sin voz
enjaulados del sudor
y legitimos pudores
que nauseabundos terminan
en nada.
Ahi, la sombra de
una madre
sin crusifijo
ni fe,
nos ensuciaba la palabra
en la fantasia de la transmutacion
lograba de manera sistematica
hacer de nosotros creyentes en
la conveniencia,
era no morir aveces,nunca
a la par que rodaba el recuerdo
de esta manera
tres veces habria que matar
a un muerto
3 veces volveria a vivir,
persistiendo con garras
y dientes
en los tornillos
bajo el mar,
para que no haya olvido
para que nadie te entierre
en las laderas del olvido,
y volver a mirar
esos arboles, que te escuesen los ojos
que te dejan ciengo
en un cielo oscuro, que solo
da malos presagios
de la idea de volver,
pero
sera volver, y
rescatar todo de las laderas del olvido.

martes, 27 de abril de 2010

Tropicalia.


Escribir en el trópico
En una lengua que ya no puedo hablar
Aparece del silencio
Esa reminiscencia
Que se hace sensible
En las noches
Cuando veo lejos
El horizonte de
La juventud y la leche
Callejones húmedos
Fueron con sus enredos
Sus matas de pelos
Los que me dejaron jadeando
Apoyado en la pared
No hay llanto
En esto
Ninguna posibilidad
De salir a declamar poemas
Cuando las luces se enciendan
En la cantina
Pagare la renta de este mes
En la ciudad dónde me encuentre
La noche
Una posibilidad en lo frio
Del trópico
Una suerte
De los guijarros
De la ternura cuando yo
Ya no esté por aquí.

viernes, 16 de abril de 2010

Harlem; escena uno.


Cuando en Harlem hace frio
Y las botas no cubren de ese hielo,
Ves las calles ladeadas a las doce del día,
Harlem, como Santiago,
Tiene un color de fantasma,
Y pocos lugares donde tomar un café gratis,
Nadie te dice que no te metas en problemas,
Quisieras, pero nadie te dice,
Fue en esas ciudades donde conociste
Lo que es vivir sin amor
O un lugar tibio y a salvo,
Chicos de quince años
A los que aun nadie les decía que los amaban
Nadie les había hecho su comida especial,
O las buenas noches antes de dormir,
Entre el sueño oías los autos
Preguntando desde tu cama
En qué lugar estaría la amistad
Luego
Es el sonido de quienes
Te quisieron algún día
El incendio que arde en tu casa,
Y así será que;
Caerás en un espacio enorme
Cuando sea otoño en Harlem
Cuando sea otoño en Santiago,
Serán los pájaros estivales
Con el canto seco de los
Qué bien mueren
Solo una parte
De lo que no expresaras
Será escribir
Como escuchando las risas
De alguien tímido
Porque sabe que la felicidad es muda
Lo que podrás hacer
Cuando el mundo se esté apagando,
La piel negra de tu imaginación
Tendrá una benigna respuesta
En el frio, cuando pases
Delante de los centinelas
De Harlem y Santiago.

lunes, 1 de febrero de 2010

Puerto


Circulan en cúmulos

Cegadores y blancos

Tambaleando

Con los dientes a la vista

Indefinidamente feroces

Desfiguran los límites,

Los contornos

Sometiendo los cuerpos

Y arden esos fluidos

Que como anestesia

Aplacan una angustia que no aterriza

Que no tiene casa que nombrar

Bajan los cerros

A mirar los graneros del mar

O algún casual barco naufragando

A los rostros

Como consignas se estrellan

Y suenan atronadores

Dejando piedras en la ebriedad

En el frio y el terror

Transformando la lujuriosa y frágil

Relación que pactaban con el mundo

En destemplada indiferencia

Y mueca apática

Comiendo de la tierra y el mar

Intoxicarse sentado en las bencineras

De un puerto que se aleja

Y se aproxima

De una orfandad que bajo las farolas

Se defiende en la ausencia

Que asume la mirada

Que da la mirada

Ciega de quien huele el mar y sus peces muertos.